El gobierno de Estados Unidos busca entrenar a policías mexicanos que operan en la frontera común —que se extiende por más de 3,000 kilómetros—, como parte de lo que considera la siguiente etapa de la cooperación bilateral en el combate a la delincuencia.
Durante una visita a Ciudad Juárez, en el norte de México, el subsecretario antinarcóticos estadounidense, William Brownfield, señaló que las autoridades de ambos países discuten “cómo crear canales de comunicación más fluidos”, que abarquen no sólo a la Federación, sino a estados y municipios.
“Creo que (próximamente) hablaremos del futuro apoyo a centros de entrenamiento y a la capacitación en el nivel municipal y estatal. Creo que hablaremos de cómo en el futuro nosotros podemos apoyar la formación de fuerzas de operación nacionales, estatales y municipales”, dijo.
En conferencia de prensa, el funcionario aclaró que la aprobación final a esas propuestas debe darla el gobierno de México.
“Afirmo y reitero que tenemos amenazas compartidas, responsabilidad compartida, y queremos un trabajo colaborativo entre Estados Unidos y México. Pero así como trabajamos juntos, al final, es una decisión soberana de las agencias e instituciones mexicanas”, dijo.
En 2007, los gobiernos de ambas naciones firmaron la Iniciativa Mérida, un acuerdo bilateral de cooperación en materia de combate a la delincuencia, a la que consideran un problema común.
William Burns, subsecretario de Estado y segundo al mando debajo de Hillary Clinton, visitó México el martes para reunirse con autoridades mexicanas y evaluar la situación del programa.
En la conferencia de este martes, Brownfield señaló que los cárteles del narcotráfico mexicanos amenazan a los dos países, un hecho que se ve reflejado en la cantidad de arrestos de presuntos delincuentes efectuados en ambos territorios.
“En este punto, no puedes hablar de los cárteles mexicanos como instituciones que son exclusivamente mexicanas, así como era imposible hablar de que los cárteles colombianos únicamente amenazaban Colombia en los 80 y 90”, dijo.
“Las pandillas, cárteles y organizaciones de tráfico son corporaciones y, por ello, necesitan una respuesta transnacional”, agregó.
El gobierno estadounidense teme que los niveles de violencia que se registran en estados del norte mexicano como Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas afecten a entidades del sur de Estados Unidos, como Texas y Arizona.
Brownfield consideró que la situación en Ciudad Juárez, Chihuahua, es “bastante seria” para sus habitantes, debido a la violencia que generan los grupos del crimen organizado en la localidad.
La visita de Brownfield a territorio juarense se produjo en medio de cuestionamientos sobre las acciones de agentes estadounidenses en territorio mexicano. Ambos gobiernos dicen que esas actividades se llevan a cabo con apego a la ley, pero legisladores de oposición y grupos civiles en México exigen que se aclare su operación.
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