El deseo es una ansiedad placentera de carácter erótico. Así lo define el sexólogo clínico mexicano David Barrios. “Es un estado anímico, una propensión a excitarse y un cúmulo de sensaciones agradables”, ahonda el médico.
Desde el punto de vista fisiológico forma parte de la curva de la respuesta sexual que incluye tres elementos: el deseo, la excitación y el orgasmo. Pero el deseo se modifica con el tiempo.
Esta energía psíquica tiene tres etapas. “Al principio el deseo es más intenso. Después se transforma en algo más maduro y pasional, pero aumenta el de intimidad, complicidad y compañía”, explica Larissa García de Alba, psicoanalista de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM):
“Al pasar de los años, el gran riesgo es perderlo. Pero el deseo no se pierde: la pareja lo deja morir”, agrega la psiconalista.
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